Quédate con los amigos que no juzgan ni critican sino que están, alegran, abrazan y alivian.
Quédate con los sentimientos, las risas, la música, los besos y los abrazos y no con lo material que viene y se va sin dejar nada profundo a su paso.
Quédate con los amores de verdad, que no son perfectos, que tienen dudas, momentos y defectos pero que siempre están, pase lo que pase, sea lo que sea, esos que nunca te abandonarán.
Quédate con la gente que admite errores, pide disculpas, acepta perdones y no te condena.
Quédate con quien te quiere tal como eres, gordo, alto, flaco, triste, intenso, distraído, en definitiva, quien te quiera con lo bueno y con lo malo, quien te quiera de verdad.
Quédate con quien soporte tus fantasmas, tus penas, tus lágrimas, tus risas descontroladas, tus humores variables y todo lo demás.
Quédate con quien te abrace, cuando te atormentan los miedos y ni tú te aguantas.
Quédate con quien se queda, cuando ni tú mismo estás.